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Diálogo de memorias. Profundizando en la convivencia democrática

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Diálogo de memorias.

Profundizando en la convivencia democrática

 

Durante el año 2022 un grupo de 11 personas significativas de Navarra/Nafarroa (dos de ellas abandonaron la iniciativa por razones personales/familiares), provenientes de distintas sensibilidades políticas, sociales, generaciones y vivencias, aceptaron la invitación del Foro Social Permanente, no sin dudas y reticencias iniciales, de mantener un diálogo sostenido a lo largo del año sobre las memorias individuales del conflicto y la violencia sufrida durante décadas en Navarra. Gernika Gogoratuz Centro de Investigación por la Paz

colaboró en la facilitación del proceso. El propósito del proceso de diálogo se basaba en crear un espacio vacío donde las personas pudieran explorar y compartir, a partir de su propia agenda de conversación, cómo vivieron aquellos años de violencia de motivación política y desde ahí generar un pensamiento colectivo, una memoria colectiva, que fuera lo suficientemente flexible y empática como para incorporar cada una de las memorias de las personas que formaron parte de la iniciativa.


          Este proceso de diálogo, con encuentros mensuales, demostró, hasta cierto punto, que el diálogo entre diferentes es posible a la hora de construir una memoria colectiva e integradora en Nafarroa. Tal y como comentó una de las personas participantes del grupo, el ejercicio supuso un esfuerzo, pero fue un «esfuerzo placentero». Y digo hasta cierto punto porque es cierto, también, que echamos de menos la participación de las voces y actores del sector más conservador de la sociedad navarra. Aunque participó alguna persona del centroderecha, y a pesar de los intentos por parte del Foro Social Permanente de Navarra, promotor de este proceso, no se pudo materializar esa presencia de la derecha más conservadora navarra, esa mirada y vivencia, en el grupo de diálogo. Todos y todas la echamos mucho de menos en nuestro diálogo. Con todo, el proceso dio mucho de sí y nos permitió aprender con respecto a la práctica del diálogo y la construcción social de la memoria como método que ayuda a la consolidación de una convivencia democrática en sociedades plurales y traumatizadas como la nuestra.


          Aprendimos que para que nuestra sociedad pueda avanzar en convivencia democrática se necesitan espacios de diálogo; dialogar entre distintas ideas, personas y vivencias. Dialogar con la otredad, aquello que es distinto a uno o a una misma. Dialogar y debatir no es lo mismo. Como tampoco es lo mismo dialogar que mediar o negociar. Una negociación puede ser más o menos dialógica, y no todo diálogo tiene por qué terminar en un acuerdo entre las partes.


          En el modo «debate» -basado en el principio de no contradicción (esto o aquello, lo tuyo o lo mío)- la Voz del Juicio impera. Tendemos a (pre)juzgar, querer convencer, imponer nuestras ideas -aun de forma sutil e inconsciente-, buscar la falla en la de las demás personas. Y, a la vez, el debate nos ayuda a argumentar con solidez, a desarrollar de manera consistente nuestro argumento frente a los del resto. Este modo de conversación nos ayuda a aclararnos en nuestro foro interno y a conocer las posiciones y discursos del resto de intervinientes.


          En el modo «diálogo» -basado en el principio de complementariedad (esto y aquello también, lo tuyo y lo mío)- la Voz del Aprendizaje impera. Busca entender, generar nuevo pensamiento, explorar junto con la otredad alrededor de un tema de común interés (independientemente de la posición que mantengamos con respecto al tema en cuestión). La condición interior de la persona que debate o dialoga no es la misma, menos aún en un contexto donde esas vivencias activan sentimientos y emociones que por momentos pueden ser diametralmente antagónicos y a menudo dolorosos. En síntesis, el diálogo incorpora tres aspectos fundamentales en todo proceso de cambio social: lo cognitivo (capacidad de aprender y desaprender), lo relacional (interacción apreciativa con la diversidad) y lo emocional (gestión sanadora de sentimientos y emociones).


          Durante el proceso de Diálogo de Memorias Nafarroa nos dimos cuenta de que, para dialogar, se requieren una serie de capacidades que no son necesariamente las mismas que se necesitan para debatir. El diálogo, al igual que el debate, requiere de un método y un espacio propio. La práctica del diálogo nos invita a escuchar más que hablar, a preguntar más que afirmar, a querer entender más que a convencer. También nos invita a la reflexión autocrítica y a suspender el juicio, a entender que nuestra ideología, nuestro sistema de creencias, nos ayuda a interpretar la realidad de una determinada manera y no de otra.


          Ésta es la paradoja de las ideologías y los sistemas de creencia: nos permiten interpretar la realidad de una manera (la nuestra, a menudo «la correcta») pero, al mismo tiempo, nos impiden interpretarla de otra manera (la del resto de personas, a menudo «la equivocada»). Queremos creer que sabemos y es por eso por lo que también creemos que no necesitamos relacionarnos con la otredad para seguir funcionando en el mundo, «nuestro» mundo, nuestra burbuja.


          Con respecto al tema de la memoria y el conflicto de motivación política vivimos en burbujas que no necesariamente tienen contacto entre sí: cohabitamos el espacio sin necesidad de tener que convivirlo. Sin embargo, necesitamos de la otredad para complejizar nuestro pensamiento, para salir del blanco y negro, para enriquecerlo y tener más instrumentos que nos ayuden a ubicarnos en una realidad cada vez más compleja y cambiante.


          En nuestro caso, parte de ese cambio social tiene relación con los procesos de transición en contextos de conflicto, donde una sociedad sale de un ciclo de violencia de motivación política y entra en un contexto de no-violencia (armada). Y a esa particularidad sociopolítica e histórica se suman nuevos retos derivados de la propia evolución de la sociedad: migración, cambio climático, excesos del capitalismo, precariedad de la juventud, crisis económica, mayor diversidad identitaria, auge de la ultraderecha, deterioro de las instituciones públicas y el bien común, etc. No podemos seguir leyendo la realidad actual con la mentalidad y comportamientos de ayer. Como tampoco podemos seguir relacionándonos o haciendo política con la mentalidad y comportamientos de ayer.


          Necesitamos actualizar nuestro sistema de creencias y patrones de comportamiento de la misma manera que actualizamos el sistema operativo de nuestro ordenador cada vez que necesitamos mejorarlo. Y esto aplicarlo directamente a la cuestión de la violencia generada por el conflicto vivido durante décadas y a cómo la procesamos como sociedad (la ciudadanía y sus instituciones rectoras). Necesitamos actualizarnos para poder trascender mentalidades e identidades que nos atoran en una realidad pasada. Y ese esfuerzo por abrazar todo lo que fuimos como sociedad -para así sí poder trascender y configurar otra sociedad más convivencial y sana- requiere un trabajo interior, tanto a nivel personal como institucional y social.


          A mi parecer no se trata de vencer o perder, de víctimas de primera y de segunda, de la imposición de un relato sobre otro, sino de asumir que somos una comunidad en conflicto, y que como comunidad diversa nos debemos una oportunidad de crear un futuro mejor para todas las personas, sobre todo para todas aquéllas que más sufrieron la violencia (independientemente de su ideología, parentesco, clase, territorialidad, idioma, afiliación político-partidaria, género, etc.). Esa violencia que nos empapó completamente durante tantas décadas. Y en eso el diálogo y la construcción social de la memoria nos ayudan sobremanera… si nos abrimos a ello.


          Un sector de nuestra sociedad no está abierto a mantener este diálogo sobre el conflicto vivido, sobre todas las violencias que generó, no se abre a la posibilidad de fomentar la convivencia democrática vía diálogo entre diferentes. Pero también hay que decir que hay un sector muy significativo de nuestra sociedad que quiere el encuentro, que quiere dialogar con la otredad para sanar y trascender. Este rol de la cerrazón habita distintos lugares sociales y político-partidarios. Y, de alguna manera, diría que nos habita en mayor o menor medida a todos y todas, nos genera resistencias y tensiones internas, incomodidades varias.


          En este afán de vivir y pensar desde el pasado, estas personas -y sus organizaciones- obstaculizan la posibilidad de ampliar la práctica del diálogo en nuestra sociedad, dificultan la profundización de la democracia. Las razones para esta cerrazón son diversas e incluso legítimas: miedo a decir lo que se piensa en público, trauma y dolor por lo vivido, resistencia a encontrarse con lo antagónico, vergüenza, resistencia a reconocer el daño causado… pero también soberbia ética y rédito político. Hay un sector de la sociedad – junto con su representación político-partidaria- que insiste en quedarse en el pasado, en leer el presente y el futuro desde un lugar que ya no es, que ya no existe.


          Sin embargo, los retos del presente y del futuro demandan liderazgos mucho más convivenciales y creativos. Liderazgos que sean capaces de trascender las fronteras mentales y actitudinales pasadas y llevarnos a un sitio donde lo que prima es lo «nuestro» y no «lo tuyo o lo mío». Y es ahí donde la condición interior de la persona que lidera, que propone, que empuja, que legisla, etc. ha de basarse y fomentar la complementariedad de las partes, el diálogo con la otredad, la democracia profunda.


         Podemos entender la memoria como un ancla que nos mantiene en un pasado de sufrimiento o como una vela que nos impulsa a un futuro mejor, más convivencial y sanador. Necesitamos liderazgos que insuflen nuevos vientos a nuestra memoria, que piloten el barco de esta sociedad también desde la colaboración y el diálogo, y no únicamente desde la disonancia, el debate y la bronca política. No es cuestión de evitar el conflicto, fenómeno inherente a la condición humana, sino de gestionarlo de manera que no tengamos que canalizarlo a través de expresiones de violencia (política, institucional, física, social, interpersonal, etc.), que dejan un poso de sufrimiento y división profunda en la sociedad.


          En mi trabajo como facilitador de procesos de diálogo a menudo escucho que la práctica político-partidaria deshumaniza, separa a la ciudadanía de sus instituciones. Fomentemos una memoria que nos re-humanice, que nos vuelva a reconstituir como cuerpo social que somos. De cara al futuro, no se trata de convencernos unos a otras, ni de querer imponer un relato sobre otro, sino de aprender a vivir en diversidad. Y en esto necesitamos ayuda como sociedad. Y el diálogo con la otredad ayuda. Creemos un espacio de oportunidad para ello.

 

Fomentemos nuevos liderazgos sociales, institucionales y políticos que nos ayuden en ese caminar. Ahora que el Foro Social Permanente ha anunciado que termina su andadura, no podemos esperar, una vez más, a que lo hagan las generaciones futuras. Es aquí y ahora que lo tenemos que hacer. Nos lo debemos como sociedad.

 

Foro Social Permanente

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Vuelve el programa ‘En Marcha’ con actividades físicas y de memoria para mayores de 65 años para el último cuatrimestre

Las actividades, que se adjudicarán por sorteo, se desarrollarán en los barrios de Ermitagaña, Iturrama, Rochapea, Txantrea y Casco Antiguo

Las personas interesadas en participar deberán inscribirse entre los días 2 y 6 de septiembre, a través del teléfono 948243566 o presencialmente en la plaza Julio Caro Baroja s/n.

+ info: https://www.pamplona.es/actualidad/noticias/vuelve-el-programa-en-marcha-con-actividades-fisicas-y-de-memoria-para-mayores

 

Hemen da berriro ‘Martxan’ programa, ariketa fisikoa egiteko eta memoria lantzeko 65 urtetik gorakoendako azken lauhilekorako jarduera-egitasmoa

Jarduerak zozketa bidez esleituko dira eta Ermitagaña, Iturrama, Arrotxapea, Txantrea eta Alde Zaharrean eginen dira

 Parte hartu nahi dutenek irailaren 2tik 6ra bitartean eman beharko dute izena, 948243566 telefonora deituz edo Julio Caro Baroja plazako bulegora bertaratuz.

+ info: https://www.pamplona.es/eu/gaurkotasuna/berriak/hemen-da-berriro-martxan-programa-ariketa-fisikoa-egiteko-eta-memoria-lantzeko

 

  • 16 Septiembre 2024 - 05 Junio 2025