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Sordos

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Sordos

          Nos estamos volviendo sordos. Somos miles quienes vivimos preocupados por este hecho. Antes esto solo les ocurría a las personas de cierta edad, pero cada vez somos más y más jóvenes quienes padecemos esa pérdida de capacidad auditiva.  No acudimos a ciertos lugares, ni frecuentamos algunos espacios porque no podemos seguir el trascurso de charlas, cine, teatro…huimos de las conversaciones donde hay barullo.

          Sin embargo, viendo la publicidad abundante existente en nuestra ciudad, da la impresión de que la solución a este problema está a la vuelta de la esquina. Por todas partes se ofertan audífonos, aparatos que pueden solucionarnos el problema de audición mediante un pequeño “artilugio” colocado en la oreja. El mensaje que nos trasladan es que ese problema tiene solución, que solo tienes que pasar por cualquiera de esos establecimientos, muy bien diseñados en nuestros pueblos y barrios, y que te permitirán superar el problema de incomunicación. Además, es prácticamente la única posibilidad que se nos oferta para la mejora de audición. La importancia de una buena audición que facilite la comunicación es grande y fruto de ello es la gran cantidad de personas que van con el aparato.

          En cambio, la frustración viene cuando te enteras de su coste económico. Parece más un atraco que una oferta sanitaria y te aleja de cualquier solución. Miles de euros a cambio de un aparato como un garbanzo, que encima requiere mantenimiento, recarga, eliminación de humedad... No puedo entender en base a qué fijan ese alto precio. ¿Acaso esos aparatos tienen oro? ¿O se fabrican con diamantes?

          No hace falta ser ingeniero para darse cuenta de que un aparato del volumen de un garbanzo y sin ninguna técnica especialísima se venda por un precio de 7500 euros. Y por si fuera poco no es garantía de superar el problema de audición, porque vemos cómo muchos de esos aparatos acaban en las mesillas de quienes han sido estafados.

          Una vez más nos encontramos con un problema, el mismo de siempre. La utilización de la medicina para llenar bolsillos de negociantes y multinacionales al margen de calidades de vida o respeto al derecho a una sanidad de calidad. Es más, la sanidad se convierte exclusivamente en negocio y muchas fuerzas políticas apoyan permanentemente ese sistema. Algunas empresas multinacionales y nacionales están constituidas para sacarnos los cuartos, y debemos acabar con este sistema. El Gobierno está obligado a facilitarnos una buena audición, pero sobre todo debe apartar de nuestro entorno esas ofertas escandalosas y usureras que solo buscan enriquecer cuentas de resultados de multinacionales por encima de una sanidad de calidad. ¿Cómo se justifica que se subvencione hasta con 3000 euros de dinero público un aparato que no garantiza una audición correcta y que tiene mucha tarea de mantenimiento? Los usuarios, sobre todo personas mayores, son quienes más padecen esta estafa y este negocio de los audífonos hay que englobarlo en una operación de fondos de inversiones que pretenden inventarse fórmulas para robar a los pensionistas sus ahorros. Nos quieren quitar nuestras pensiones, nos atracan en residencias, se hacen de oro con las gafas y dentaduras y ahora vienen con el timo de la estampita. Nos ofertan una bagatela que no soluciona nuestro problema de sordera a precio de diamante.  La sanidad es para curar y repartir salud. Jamás podemos tolerar que lo sea para enriquecerse robando a pensionistas.

 

Patxi Urrutia

Miembro de Sasoia

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